miércoles, 15 de noviembre de 2017

VIOLENCIA EN COLOMBIA


VIOLENCIA EN COLOMBIA



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Con el nombre de violencia se conoce en Colombia la ola de homicidios que aflige a nuestro país desde hace varios lustros. Colombia ha sido por tradición un país legalista, estéril para las dictaduras , según el dicho consagrado desde hace casi un siglo. Sin embargo, es un país violento, al punto de que ha sido la cuna de una nueva ciencia que con un barbarismo se califica de violentología . Mientras otras naciones han padecido largos años de dictaduras implacables, en Colombia, en todo el Siglo XX se han registrado dos conatos de dictadura que duraron apenas cinco años. Los gobiernos represivos, aun aquellos que se calificaron de dictaduras, han sido en cierta forma benignos, respetuosos de la vida humana. La versión, difundida en el extranjero, según la cual Colombia sería una tiranía de la cual solo ahora empezamos a redimirnos, es completamente falsa.

Resultado de imagen para violencia en colombia DOCUMENTALColombia soporta, particularmente a partir de la década de los ochenta del siglo pasado, la más grave crisis de carácter humanitario de todo el hemisferio occidental. Las estadísticas la muestran como el país con el más alto índice de homicidios del mundo por cada 100 mil habitantes (78.2 seguida de lejos por Jamaica con el 27.7 y Rusia con el 20.2)1; el segundo con el mayor número de población desplazada -cerca de 3 mil millomes de personas- como consecuencia del escalamiento del conflicto interno durante los últimos quince años; posee el mayor número de secuestrados al año -cerca de 3.7002- y es el tercero, a nivel mundial, en tener sembrado su territorio de minas antipersonas, que anualmente causan la muerte o la mutilación a cientos de inocentes, particularmente campesinos y menores de edad.
Posiblemente por debajo de los índices masivos de brutalidad provocados por la confrontación entre utus y tutsis en Ruanda y que conmovieron a la opinión internacional hace pocos años, Colombia ha padecido desde la década mencionada, numerosas masacres de campesinos e indígenas perpetradas por grupos guerrilleros y paramilitares, cuya característica ha sido la extremada sevicia que ha acompañado a tales matanzas y que inevitablemente traen a la memoria colectiva el recuerdo de la barbarie que caracterizó a los autores de asesinatos masivos cometidos durante el período conocido en la historia política reciente de nuestro país como "la violencia" (1948-1962)3.
No obstante la gravedad de esta situación, resulta paradójico su relativo desconocimiento en los medios académicos extranjeros y la pasividad de la comunidad internacional para contribuir a su resolución.
Por tal motivo, como colombiano y académico comprometido con la suerte de nuestro país, no podemos menos que agradecer al Instituto de Sociología Jurídica de Oñati, el haber programado en esta Escuela de Verano, un espacio para reflexionar sobre la violencia colombiana y explorar, desde esa disciplina, posibles caminos de salida a la crisis humanitaria que ella ha provocado.
La presente ponencia pretende, por tanto, historiar los períodos de la violencia reciente en Colombia para ubicar someramente a los participantes en esta Escuela en dicho fenómeno, dejando a otros docentes de nuestro país, la tarea de analizar los distintos intentos pacificadores vividos durante estos años así como el proceso de reinserción que actualmente se cumple con los grupos paramilitares o de autodefensa por iniciativa del actual gobierno.
Imagen relacionadaA mediados del mes de noviembre de 1928, en el mismo año en que Nicaragua fuera despojada de San Andrés y Providencia por parte de Colombia, en el populoso Puerto de Santa Marta en la Costa Caribe de este último país, miles de trabajadores se lanzaron a una huelga general en demanda de un aumento salarial, acceso a beneficios sociales y mejores condiciones de trabajo. La demandada era Trust norteamericano United Fruit Company, cuyos directivos sordos a las demandas de los obreros solicitaron la presencia de la fuerza pública. El Ejército y demás organismos armados del Estado colombiano, amparados en una ley marcial, asesinaron entre diciembre de este año y los primeros meses de 1929 a más de 3 mil personas.
Antes de la huelga, los obreros confiaron en la posible ecuanimidad de las fuerzas armadas, sometidas desde años anteriores, a un cacareado proceso de “profesionalismo”. Demostrado lo contrario, los trabajadores recurrieron a desesperados mecanismos de autodefensa y entre otras cosas, arrebataron armas a los guardas privados y a los policías para no dejarse matar impunemente por una soldadesca que disparaba contra pacíficas concentraciones, torturaba y asesinaba a dirigentes y activistas sindicales.


Una esperanza redentora
Resultado de imagen para violencia en colombia DOCUMENTAL GAITANUn joven legislador liberal, Jorge Eliécer Gaitán, que visitó la región, presentó a mediados de 1929 en el Congreso, pruebas más que suficientes contra el desatino del gobierno conservador de la época. Demostró lo justo y razonable de las demandas de los trabajadores; y que se había utilizado “ilegal e irracionalmente al Ejército contra de ciudadanos colombianos para proteger los derechos, la propiedad y los intereses de una empresa comercial extranjera”. En lo adelante, este joven congresista sería quien encabezaría una profunda campaña contra los abusos de las compañías extranjeras y la defensa de las víctimas de la violencia en la Colombia rural. Ésta última estaba cimentada en el atraso cultural y el fanatismo, alimentados por los caudillos conservadores y la misma Jerarquía Eclesiástica. Los campesinos protagonizaban verdaderas “vendettas” de aldea contra aldea, con la complicidad del Ejército y funcionarios locales.
El latifundio se extendía a costa de los desplazados que preferían deshacerse de la propiedad por un precio ridículo o simplemente abandonarla para salvar sus vidas. Los representantes diplomáticos de EU, entre los que se encontraron Artur Bliss Blane, el mismo involucrado en la muerte de Sandino en 1934, justificaban los excesos del Ejército colombiano, en tanto protegían intereses y vidas norteamericanas. Esta situación empezó a cambiar por dos razones, al desarrollarse un amplio proceso organizativo en los sectores populares por parte del Partido Comunista de Colombia (PCC, fundado en 1924). Las luchas sociales contra el sistema se incentivaron en los centros urbanos, los enclaves de las compañías norteamericanas y los movimientos campesinos, que desde esos años se vieron obligados a asumir la modalidad de autodefensa armada, adquirieron un contenido político-ideológico.

Resultado de imagen para violencia en colombia DOCUMENTAL GAITANMas la peor amenaza para este sistema y la esperanza para la solución de esta oscura situación en la sociedad colombiana, estaba en manos del otrora joven congresista Jorge Eliécer Gaitán, convertido hacia 1948 en el máximo dirigente del Partido Liberal y en el virtual ganador de las siguientes elecciones de 1950. Gaitán, un abogado y politólogo de filiación liberal, cuya Tesis doctoral había sido sobre “Las ideas Socialistas en Colombia”, desde su ingreso a la política, demostró una valentía sin par al denunciar los abusos de las compañías extranjeras contra los trabajadores, y la conducta criminal de las fuerzas armadas a favor de estas mismas transnacionales y de los terratenientes. Acumulaba a su favor muchas ventajas su experiencia y prestigio como funcionario público durante los gobiernos liberales de 1934 a 1946. En las elecciones de 1946, como candidato presidencial de una fracción del liberalismo (el Partido Liberal Reformista), presentó un programa en cuyo contenido planteó la realización de profundas reformas políticas y sociales, pero sobre todo eliminar la violencia política.

Al fallecer de muerte natural Gabriel Turbay, el caudillo tradicional del liberalismo a inicios de 1948 se convirtió en el máximo líder del Partido Liberal. El Partido Conservador que había rescatado el poder en las elecciones de 1946, representaba a la tradicional clase terrateniente. Su caudillo, Laureano Gómez, un fascista confeso partidario del Franquismo español, consideraba con sus ultramontanos seguidores que la solución del país estaba en establecer un régimen corporativista, y que había que luchar por todos los medios contra la “amenaza comunista” que representaba Gaitán, el PCC y todo lo que oliera a reformas del sistema político.
El método más común de este partido era el uso de una campaña de miedo en los medios de difusión y el uso de paramilitares, quienes ejecutaban asesinatos selectivos y masivos de sus adversarios, principalmente en las áreas rurales. 
Esta práctica brutal se incrementó a partir de 1946, en que gracias al fraccionamiento liberal, asumió la presidencia el conservador Mariano Ospina Pérez.
Las víctimas se contaban por millares. Sin embargo, esta fuerza política estaba en franco desgaste, en contraste con el fortalecimiento del liberalismo y el liderazgo de Gaitán, quien a diferencia de los demás caudillos oligarcas, provenía de las clases medias y desde 1928 había mantenido un constante vínculo con las clases populares, con las víctimas de la violencia, para quienes creó organismos de atención social sin distingos partidaristas.
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Presentado por:
Vergara Luna Maria Isabel 
Grado:
10-4
Área:
Ciencias Económicas
Docente:

Hernan David Arcila


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